miércoles, 28 de julio de 2010

Astrología y Karma

El Karma y la Astrología
por Jesús Gabriel

El trabajo de indagar acerca del Karma individual a través de la Carta Natal constituye un sugestivo ejercicio que no siempre se valora justamente. Quizá el principal responsable sea el propio astrólogo, quien a menudo ofrece un argumento cuya base es la de atribuir a un pasado remoto y desconocido el origen de determinados problemas que se manifiestan en forma de conductas erróneas, o a través de circunstancias especialmente frustrantes. Personalmente no reniego de tal explicación, pero desde que la Astrología dejó de describir superficialmente personalidades y sucesos, seguir atribuyendo causas de índole kármico a determinados problemas ya no tiene objeto. Ha sido en los últimos años que a la Astrología se le ha podido lavar la cara dotándola, no solo de una profundidad, que ya tenía en sí misma, y de una accesibilidad de planteamientos que los antiguos no ofrecieron con claridad. Actualmente  existe una corriente de pensamiento que, ante una Carta Natal, se aleja rotundamente de la sordidez, secretismo y fatalismo que la Astrología tradicional otorgaba cuando indagaba acerca del Karma individual.

La Astrología Kármica contempla no solo la sustancia espiritual de la vida individual, sino que la considera como foco motivacional que reside en nuestro inconsciente que hace que escojamos un determinado rol a desarrollar en nuestra vida social, profesional, familiar y afectiva. Mediante este enfoque podemos ver en dónde está el verdadero talento individual, una serie de virtudes veladas que hay que atreverse a afrontar si se desea aumentar nuestro nivel de vida. Ahí está nuestro verdadero pozo de sabiduría que a veces no está suficientemente valorado, quizá debido a la sobreacentuación que damos al Yo y al aprendizaje consciente. La verdad es que una buena parte de lo que llegaremos a hacer en esta vida en realidad está ya aprendida y, aunque yace latente en un rincón de nuestra memoria ancestral, el Karma se manifiesta continuamente a través de oportunidades, encuentros y desencuentros con otras personas, cambios emocionales, enfermedades, accidentes, triunfos, fracasos, y demás circunstancias con que nos hallamos y que nos desvelan que la vida es siempre mucho más de lo que parece ser.

Y es que en realidad la palabra “karma” significa simple y llanamente “trabajo”. El trabajo de administrar, dosificar y pulir la parte que nos corresponde del inconsciente colectivo que va a sernos necesaria para evolucionar. Esta parte está integrada en un Todo que se configura como el lugar y el espacio psíquico en donde se almacena y regenera la memoria de la humanidad. Cualquier persona podría acceder a cualquier rincón de esta memoria, pero únicamente la sagrada necesidad de la evolución es la que determinará para cada individuo lo que le corresponda vivir y conocer.

Astrología sin Fronteras

Una Astrología sin Fronteras
por Jesús Gabriel

Me sentí atraido por la Astrología, no por su componente ocultista, sino porque me ayudó a canalizar y estructurar una serie de inquietudes en el campo del autoconocimiento. Tiempo atrás me interesé por la psicología ortodoxa aunque sin cuajar en ningún tipo de reglamento intelectual estructurado o dirigido. Cuando descubrí, o mejor dicho, cuando me descubrieron a través de la lectura de mi Carta Natal, comprendí intuitivamente que además de servirme personalmente podría ayudarme a canalizar aquellas inquietudes intelectuales, y si esto era posible para mi, también podría serlo para otras personas con las que pudiera coincidir en el camino del autoconocimiento, incluyendo a quien esté leyendo estas líneas.
Es verdad que la Astrología, la Alquimia, la Simbología, y la Mitología constituyen las cuatro formas de conocimiento antiguo que mejor se adaptan al estudio de cualquier cuestión vinculada a lo que hoy llamaríamos “la psicología que explica los procesos de crecimiento personal” incluyendo un sinfín de cuestiones aparentemente independientes que, a la luz de la Astrología, adquieren una categoría unitaria. Por ejemplo, una de las cosas que puede resultar atrayente y chocante cuando una persona empieza a interesarse por la Astrología lo constituye la predicción de acontecimientos, capítulo este que, tras el intríngulis inicial, se convierte en mera anécdota, todo y que es lo que atrae a muchas personas a hacerse una lectura de su Carta Natal. Ciertos enfoques en psicología, pero sobre todo la Astrología en sí misma, considera que los acontecimientos que jalonan la vida de una persona están formando un Todo con esa misma persona y, por lo tanto, los acontecimientos no son en absoluto debidos al azar, incluso aquellos que no parezca que tengan que ver con nuestra persona, sino que son debidos a necesidades evolutivas ocultas. La Astrología proporciona diversos niveles de comprensión, desde la descripción de acontecimientos pasando por la descripción superficial del carácter individual, pero sobre todo nos ayuda a describir esas necesidades ocultas que toda persona posee en el fondo de su psiquismo y que constituyen la materia prima de la que se compone su realidad. Es decir, la Astrología nos ayuda a potenciar un sexto sentido: el que nos va a servir para utilizar nuestra mente desde una perspectiva que nos posibilite una percepción global del mundo incluyendo en él nuestra propia persona y los acontecimientos que jalonan nuestra vida.

La Astrología nos ayuda a potenciar la intuición. Debido a su componente simbólico, también nos ayuda a vislumbrar la expresión cotidiana y concreta del Arquetipo, de tal manera que al percibir una única realidad psíquica subyacente en la diversidad de manifestaciones externas de que se compone nuestra vida podemos llegar a entender las cosas desde la simplicidad y desde la unicidad. Sin desarrollar la capacidad simbólica una persona podría perderse en las contradicciones de la realidad cambiante. Desarrollando esa capacidad es posible ver que el arquetipo se manifiesta de forma diferente, cambiante e incluso chocante, y no por ello nuestra comprensión de las cosas deberá buscar una fórmula diferente o cambiante para interpretar lo que ocurre. Simplemente comprendiendo el arquetipo se comprenden muchas cosas pasadas, presentes y futuras. Comprender el Arquetipo comporta darse uno cuenta de que uno mismo también forma parte de él.
Obteniendo una mirada búdica de la vida y de uno mismo podríamos llegar a observar que la vida está formulada bajo un mismo patrón oculto. Este patrón se nos ofrece externamente a través de formas cambiantes si solo nos atenemos a las apariencias y nos dejamos zarandear por la avalancha de información externa. Percibiendo las distintas manifestaciones y experiencias sensoriales bajo un prisma globalizador nos damos cuenta que nosotros también somos Arquetipo, y que por lo tanto no hace falta mirar hacia fuera para percibir la realidad de la vida. Lo que ocurre afuera, los acontecimientos, los encuentros con otras personas, nuestro propio cuerpo y nuestra raiz espiritual son la misma cosa y está regida por la misma ley: la Ley del Arquetipo o Norma Sagrada. Todo lo que en la vida existe forma parte de un mismo magma.

Realmente la Carta Natal es el mapa arquetipal de cada individuo. Ahí puede observarse la interacción entre lo eterno (la Norma Sagrada) y lo temporal (los acontecimientos), y nuestra función es la de conectar ambas dimensiones. A través de la Astrología podemos llegar a percibir cómo un trauma, un encuentro significativo con otra persona o un golpe de buena suerte, pueden estar regidos por un mismo patrón cósmico.

LA ASTROLOGIA, HOY

La Astrología tiene muchos años. Nació y se fue desarrollando de acuerdo con la mentalidad de quienes la han ido cultivando y estudiando. La Astrología puede adaptarse a cualquier actividad humana. En manos de un campesino tendrá un tipo de uso; en manos de un gobernante, tendrá otro; y así en manos de un médico, de un psicólogo conductista, de un psicólogo junguiano, de un psicoanalista ortodoxo (o no tan ortodoxo), etc,... Por razones obvias ha sido en este siglo cuando la Astrología se ha enrriquecido más y se ha nutrido y, a su vez, ha nutrido a otras disciplinas del conocimiento humano y científico (psicología, antropología, arqueología, sociología, biología, geología, etc,...). Con respecto a tiempos pasados se han introducido planteamientos, se han pulido conceptos que ya habían sido insinuados con anterioridad, y el lenguaje se ha hecho más profundo y accesible a un tipo de público que desea analizar la realidad psicológica desde la libertad. Y es que la Astrología no es un dogma, es un medio utilizable con plena libertad de conciencia. También es verdad que la Astrología se ha malutilizado en los grandes medios de comunicación, pero tratar esa cuestión y los respectivos por qués desbordarían los límites de este artículo.
De todas las aportaciones de interés que han hecho que la Astrología haya evolucionado y ampliado sus funciones, la más importante y la primera, cronológicamente hablando, fue la de Jung, quien fundió de forma contundente lo psicológico y lo simbólico. Hasta ese momento la Astrología carecía de un lenguaje apropiado que comunicase creativamente el mensaje que estaba llamada a transmitir. Posteriormente otros astro-psicólogos seguidores de Jung han redondeado y ampliado el trabajo. Pero para llegar a este punto ha habido que pasar por una especie de purga previa. Esta purga fue encabezada por Alan Leo, Marc Edmund Jones y Dane Rudhyard, ambos astrólogos, quienes depuraron el lenguaje fatalista y obsoleto que hasta entonces padecía la Astrología. Más tarde las sucesivas aportaciones vinieron de diversos campos, aunque vale la pena remarcar que si la primera gran renovación se realizó durante la primera mitad del siglo XX, la segunda está protagonizada por una seguidora de Jung y astróloga confesa llamada Liz Greene, cuyos libros pueden adquirirse traducidos al castellano. Gracias a ella, muchos han llegado y llegarán a la Astrología a través de su aportación. Además de explicar Astrología y Mitología de forma clara, concisa y profunda, Liz Greene explica a Jung de forma especialmente intensa. Si sumamos ambas cosas, Jung y la Astrología, tenemos que en los libros de Liz Greene encontramos la esencia de ambos enfoques, que en realidad es uno solo. Pero el caso de Liz Greene es solo un exponente de lo que está ocurriendo.

UNA ASTROLOGIA SIN FRONTERAS

Actualmente se están abriendo campos de investigación psico-astrológica que prometen un desarrollo tan creativo o más que el que he relatado anteriormente. Se depuran viejas técnicas de interpretación astrológica que en su momento no fueron debidamente aprovechadas, y se dan pasos para una reformulación y comprensión del origen de determinados complejos psicológicos y otras patologías emocionales o mentales.
Actualmente estamos trabajando en un proyecto que puede hacer que la Astrología sea todavía más cognitiva, reelaborando y aplicando nuevas percepciones que nos están acercando a un punto de mayor comprensión del significado espiritual y oculto de determinados desórdenes mentales y emocionales que cada vez afectan a un mayor número de personas. Ante estos desórdenes todos estamos expuestos en mayor o menor medida, pero precisamente lo que nos está interesando más no son los casos psiquiátricos extremos sino los casos que afectan a las personas de conducta aparentemente normal, es decir, cualquiera de nosotros. Me refiero a situaciones de especial tensión evolutiva que pueden hacer aflorar desde el inconsciente de los individuos ciertos rasgos negativos que en situaciones normalizadas quedarían solapados. Estos rasgos que todos compartimos y que cada uno vive de forma personalizada, la Astrología los entiende como señales de especial pulsión creativa. Realmente la creatividad y el desorden mental son reversos de la misma moneda, aunque a través de la comprensión simbólica que nos brinda la Astrología podemos ir un poco más allá y percibir en el desorden emocional la portavocía de ciertos rasgos de la herencia familiar que están retenidos en el inconsciente, o simplemente todo ello había permanecido dormido hasta el momento en que evolutivamente ha empezado a hacerse necesaria la plasmación externa en forma de conflicto. No es otra cosa que la dinámica del Mito, que pide expresarse. En manos de la persona está la calidad de esa expresión en el plano concreto.
La Carta Natal es el mapa arquetipal del individuo. Este mapa es irrepetible y muy personal, y por ello podemos conocer de dónde vienen, cómo se maniestan y cómo pueden canalizarse ciertos rasgos del Arquetipo, evitando así una expresión caótica y fomentando la expresión más creativa. Realmente la enfermedad mental y la creatividad ocupan dispositivos contiguos en nuestra mente, y la cuestión es que al comprender este hecho es cuando las cosas empiezan a cambiar. La apuesta es que detrás de todo ello hay componentes del drama existencial del individuo y del inconsciente familiar que piden ser regenerados. Y la Astrología, como disciplina que estudia el puente que conecta el Arquetipo y su expresión individual, puede ofrecer un punto de luz altamente estimable