viernes, 21 de julio de 2017

Sieranevada


Acudo a la sala en donde se proyecta esta película sin saber nada del asunto. No tengo referencias del director, el rumano Cristi Puiu, ni de sus otras películas. Y ni tampoco del tema. Sólo sé que la película es más bien larga. Así, pues, ya tienen a este cinevisionario adentrándose en la oscuridad de la sala, presto a asistir sin prejuicios, sin expectativas, sin referencias. Pues bien, me encuentro con una historia compleja acerca de la cotidianidad de una familia, que bien puede ser representativa de la sociedad de Rumanía. La acción transcurre casi toda ella en un piso de unos 70 u 80 metros cuadrados. Teniendo en cuenta que hay como unos 25 personajes (o más), ya se pueden imaginar cómo será de abigarrado el ambiente.

Cuenta la historia de una familia bastante numerosa: abuelos, hijos y nietos. Están juntos, por decir algo, para despedir al patriarca recién fallecido. Es decir, se juntan con ese pretexto, aunque rápidamente vamos observando la complejidad de sentimientos, de experiencias y de ajustes de cuentas que unos y otros se tienen entre sí. Debo decir que la sensación que experimenté mientras veía la película es que el equipo de guionistas, junto con el director y los actores, se lo han trabajado muchísimo. No han dejado al azar nada, todo y que parece que haya cierta improvisación. Y es posible que pueda haberla, aunque lo cierto es que si la hay obedece a una intención muy precisa: retratar el estado de una sociedad, la rumana, en la que hay personas que han vivido la dictadura (los más mayores), el final de ella (los medio mayores) y el mundo post-comunista (los más jóvenes). Incluso se podría trasladar al caso español. De ahí que nos venga bien una película así para poder escuchar de boca de los personajes ideas que nos resultan muy cercanas y actuales.

Sieranevada me ha parecido una película excelente. Y más que excelente, notabilísima. No solo hay una trama, la que forma la madeja de emociones y pequeñas historias, sino que todo el transcurso de la historia está trufado por comentarios muy interesantes, gestos, ambientes y climas. Y todo parece que transcurre improvisadamente, pero, atención, hay un trabajo de fondo muy exhaustivo. Y también está llena de símbolos, que el espectador podrá decodificar aplicándolos a situaciones más cercanas y particulares. Es posible que Cristi Puiu haya hecho un homenaje a la sociedad rumana (y mediterránea en general) a través de una familia que lo reúne todo para que cada cual penetre en la trama a través  del personaje con el que mejor empatice.

Sieranevada me ha hecho pensar acerca de hasta qué punto las familias están más unidas por el dolor que por el placer de estar juntos. En este caso, el dolor es el plato de todos los días. Incluso la comida que están preparando, empezada a tomar cuando la película ya enfila el tramo final, se deja comer de forma tardía y con la familia puesta patas arriba. Es decir, la preparación de la mesa, que es lo que más ocupa la película, discurre en paralelo con las cuentas pendientes que unos y otros tratan de zanjar. Y ese intento, con resultados dispares y hasta desafortunados, desemboca en la prometida comida, que más que unir muestra la evidencia de una familia que permanece apegada a sus crisis. Y en esa comida que tarda en llegar, cuando llega, pone aún más en evidencia la variedad de mundos que hay en un piso tan pequeño y tan abigarrado de criaturas que tratan de intentar vivir mejor unos con otros. Por ejemplo, presten atención al papel que hacen las puertas de las habitaciones dentro de la casa, cuando unos y otros entran y salen de cualquier estancia. O, por ejemplo, la señora mayor, que durante el primer tramo de la película aparece con un gorro blanco, y que luego se quita. Pues bien, este poner y quitar alumbra del cambio de lugar dentro del sistema de la abuelita en cuestión.

Ignoro si el director dejó que los actores improvisaran. Es de suponer que sí, pero la sensación con la que me quedé es que tanto da si improvisaban o no, el resultado es de una lógica que parece que todo esté tramado al milímetro.

La publicidad de la peli la compara con el cine de Fellini o Berlanga. Y es posible que la comparación esté bien atinada. A mi me ha parecido singular e incomparable, aunque la pista es buena.

No hay comentarios: