martes, 19 de septiembre de 2017

España en guerra civil: 2010-2020 (1/2)

España en guerra civil: 2010-2020 (I)


Estamos en guerra civil, una guerra civil que contiene los mismos elementos y motivaciones que las anteriores. En esta ocasión, la guerra civil española del siglo XXI va vestida con un ropaje distinto, aunque los cuerpos mentales son casi idénticos. Si antes, por ejemplo, en las guerras de los siglos XIX y XX, el atuendo era de militar, brigadista, pistolero o cura, ahora el uniforme de batalla es la corbata, el tacón, la porra y la toga. A parte de estos detalles, todo lo demás es prácticamente igual, incluso la respuesta del pueblo combatiente (sea del lado que sea), solo que ahora el combate se practica con la palabra, con la intoxicación mediática, con la judicialización, con la policialización y con la estigmatización de unos a otros (y viceversa). Es decir, el pueblo, a través de conversaciones en redes sociales y en sobremesa verdadera, forma ejércitos dialécticos dispuestos a vencer, convencer, escupir, denostar al hermano adversario, discutir sin debatir, oír sin escuchar ni comprender. Sin embargo, hoy como ayer, hay personas sensatas que lo tienen difícil para traspasar el muro de despropósitos que los ruidosos construyen todos los días. La jauría domina la escena y no permite que otro tipo de discurso les haga sombra. País cainita.

Con estas acciones, más bien reaccionarias y nada proactivas, se estigmatiza al adversario, creándole una imagen injusta, degradada o tergiversada, ya sea por ignorancia o por interés rastrero. Esta estigmatización la venimos sufriendo en Catalunya desde mucho antes del 2010. Y todo son estrategias de guerra, las cuales dan lugar a que la posibilidad de diálogo se extinga definitivamente y sin remisión.

Hace unos años leí, en un artículo del historiador Hilari Raguer, que Franco había prolongado innecesariamente la guerra civil con la finalidad de hacer más grande su poder, tanto ante los enemigos como entre sus amigos. Poca broma con ello. Esta prolongación innecesaria comportó, por la misma razón, una estigmatización más profunda entre quienes perdieron la guerra (y entre quienes creyeron inicialmente en el caudillo). Pues bien, ahora está pasando lo mismo, aunque con un estilo actualizado al siglo XXI. Me pregunto, por consiguiente, que, si tan patriotas son los gobernantes, por qué no piensan en las marcas que un conflicto innecesariamente prolongado dejará sobre la ciudadanía de cara al futuro. O si que lo piensan y lo que hacen es alentar el cainismo patrio.

Para acabar esta primera parte, les diré que esta guerra civil de nuevo cuño se inició en el 2010, que es cuando la elite gubernamental española liquida el último intento de encaje de Catalunya en España. El último tramo de esta guerra abarcará desde el 2017 hasta el 2020. Ello quiere decir que a partir de ahora vamos a presenciar la agonía y caída del edificio que ha estado sosteniendo el régimen político aún vigente.

En la parte segunda, en el próximo post, trataré de explicar cómo se verá el panorama en el 2037, y lo que habrá tenido que pasar para llegar a él.

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